
La artista andaluza sélpide presenta “MoMA (Museum of Misplaced Art)”, un álbum conceptual que convierte la escucha en una experiencia sensorial y emocional, un espacio donde cada canción es una sala y cada sonido, una pieza expuesta. Grabado en Corea del Sur durante su formación como topliner en la industria del K-pop, el disco reúne trece temas en castellano e inglés que transitan entre el pop alternativo, la electrónica, el rock y el reggaetón. En este museo imaginario, no hay una sola estética ni un único lenguaje: cada obra tiene su propio color, su textura, su manera de respirar.
El proyecto —una especie de autorretrato colectivo— convierte la vulnerabilidad en una forma de belleza y la observación en un ejercicio de poder creativo. “MoMA (Museum of Misplaced Art)” no busca ofrecer respuestas, sino construir un mapa emocional donde los referentes, las ciudades y las historias se cruzan y se confunden. sélpide explica su propuesta como “un museo que encuentra belleza en lo cotidiano, donde las canciones son pósters colgados en la habitación de un adolescente, una exposición de lo que amamos y de lo que dejamos atrás”.
Nacida en Jerez y afincada entre allí y Madrid, sélpide es el alter ego de Nuria, una creadora que mezcla idiomas y estilos con naturalidad. En su música conviven el espíritu experimental del pop alternativo europeo con la energía pulida del K-pop, y su voz —a veces introspectiva, a veces incendiaria— se mueve entre el castellano, el inglés y pequeños destellos de coreano.
El álbum, gestado a lo largo de varios años, se construye como una triple exposición: un homenaje a referentes reales, ficticios y espaciales. Las canciones se convierten así en obras que dialogan entre sí desde distintas perspectivas, unidas por un mismo hilo emocional. La grabación de las voces en Seúl fue el último paso de un proceso largo, casi artesanal, en el que sélpide trabajó cada tema como si fuese una instalación sonora.
El recorrido por el disco comienza con “museum audio guide: steal like an artist”, una introducción irónica que invita a entrar al museo y cuestionar los límites de la originalidad. Luego llegan piezas como “girlsgirlsgirls”, donde la artista juega con la idea del espejo y la mirada ajena; “Aquí no muere nadie” y “OOC”, que mezclan vulnerabilidad y energía contenida; o “Esmeralda” y “red velvet”, dos polos opuestos del corazón emocional del disco, entre la pulsión electrónica y la calma acústica.
En la segunda mitad del álbum, canciones como “i’ll drink to that”, “en tallo verde / oropéndola” o “hubris” exploran nuevas texturas, combinando capas de voces, fragmentos rítmicos y atmósferas que desafían el equilibrio. El cierre llega con “madison song (august again)”, “alexandra palace”, “BURN YOURSELF” y “el tapiz de los fantasmas pt. 2”, donde el museo se apaga lentamente y solo queda el eco, una despedida suspendida en el aire.
Más que un debut, “MoMA (Museum of Misplaced Art)” es una declaración de principios. sélpide construye un espacio donde la identidad es movimiento, la vulnerabilidad es fortaleza y la música es una forma de observar el mundo con otros ojos. En su museo, no hay obras intocables, sino reflejos que cambian con cada escucha, espejos que devuelven a cada oyente una versión distinta de sí mismo.
Un álbum que no se contempla: se habita.






